lunes, 27 de marzo de 2023

 

LA LUZ DE LOS GUADAMECÍES DEL SIGLO XVI

SALA DE EXPOSICIONES DEL PALACIO DE VIANA - CÓRDOBA

Del 17 de marzo al 16 de abril - 2023

Ver vídeo sobre la muestra Obras de la exposición

Las obras de guadamecí del siglo XVI que han llegado a nuestros días presentan un elevado deterioro con una alta degradación general del cuero, de las pinturas y, sobre todo, de la plata. Su aspecto actual no nos da una idea de cómo lucían estas piezas en su momento de realización.


El objeto de esta exposición es que se puedan visualizar estas obras con su apariencia original, para ello he replicado una serie de guadamecíes que, en las colecciones o instituciones donde se conservan, están datados en esa fecha y como de procedencia española; al mismo tiempo, su diseño y forma de realización coincide con exactitud con las normas de las Ordenanzas de 1529, de los guadamecileros de Córdoba, y a como se describen en los contratos que se formalizan durante el siglo XVI. Podemos decir que estos cueros que se exponen son fiel reflejo de los que se fabricaban en nuestra ciudad en esa época.

La muestra la componen 11 réplicas, exactas en su tamaño y en la medida de lo posible realizada con los mismos métodos con que fueron confeccionados los originales, y dos murales, reproducción en cartón-pluma, para que sea más evidente el efecto de tapicería continuada que era el fin con el que se confeccionaban la mayoría de estas piezas.


2 - EL GUADAMECÍ

Hay referencias literarias o documentales de los guadamecíes desde el siglo XI. El guadamecí es la piel ovina curtida, metalizada con panes de plata y en la mayoría de los casos corlada con un barniz para que tome el aspecto de oro –Cueros dorados-, posteriormente se ferreteaba con el golpeo de hierros, con una huella en la cabeza que se traslada a la superficie plateada, para conseguir efectos de contraluz y de fondo/forma, finalmente la obra se terminaba policromando los fondos con pinturas al aceite y perfilando los contornos.

El guadamecí, como tapicería mural, constaba de un diseño para las piezas centrales que eran cosidas entre sí para obtener un efecto visual continuado; la composición se completaba con cenefas o frisos superiores y en los laterales se remataban con columnas u otros diseños.


3 - LOS GUADAMECÍES DEL SIGLO XVI

Es a finales del siglo XV y principios del siglo XVI cuando se produce una expansión del guadamecí; este trabajo decorativo del cuero, conocido hasta entonces por referencias literarias y documentales, probablemente un raro objeto de lujo, se convierte en toda una “industria artesana” masiva de cuero metalizado y decorado. Su principal función fue la tapicería mural, en sustitución o alternativa a los textiles. En este momento es cuando podemos considerar que el guadamecí entra de lleno en las artes suntuarias, convirtiéndose en un objeto decorativo con identidad propia.

Los modelos o diseño del guadamecí, irán cambiando y evolucionando conforme al gusto estético de cada época; lo mismo ocurre con su forma de realización que a mediados del siglo XVII ya habrá cambiado radicalmente.

4 - CÓRDOBA Y LOS GUADAMECÍES

Es comúnmente aceptado que el guadamecí tiene su origen en el sur de la península. Los árabes, entre otros avances, introdujeron elaboradas técnicas de curtido y tratamientos de las pieles y con esto nuevas aplicaciones y usos del cuero hasta entonces desconocidos y que se extendieron a todo el ámbito de su influencia.

La referencia directa de Córdoba con el guadamecil aparece en el siglo XV. Ramírez de Arellano y de la Torre Vasconi, entre otros autores de la primera mitad del siglo XX, aportan estudios que nos dan los detalles de numerosísimos guadamecileros que se dedicaron al oficio en nuestra ciudad desde esa fecha hasta mediados del siglo XVII; a estos historiadores debemos la publicación de los contratos que se formalizaban, donde se describía de forma detallada los aspectos del trabajo contratado. También es fundamental para conocer cómo se confeccionaba el guadamecí en Córdoba las muy detalladas ordenanzas de 1529, que explican de forma exhaustiva como debía ser la realización de los guadamecíes.

5 - LA CONFECCIÓN DEL GUADAMECÍ

Siguiendo los escasos modelos que nos han llegado del siglo XVI -normalmente restos parciales de tapicería que, incluso, se encuentran montados de forma diferente y fuera de contexto- y también por el detalle con que se describe en las ordenanzas, Los guadamecíes del siglo XVI se caracterizan por no presentar relieve y los pasos principales para su realización son de este modo. Ver vídeo "el guadamecí paso a paso" 

1-Cuero curtido ovino (carnero)

2-Plateado del cuero con pan de plata y posterior bruñido

3-Dorado con corladura (era lo más general)

4-Impresión -molde de madera entintado- de los motivos principales de la composición

5-Ferreteado para conseguir efectos de contraluz

6-Policromado de fondos con pintura al aceite

7-Perfilado de contornos

6 - DE LAS ORDENANZAS DE CORDOBA – 1529

… Hordenamos e mandamos que ninguno sea osado de asentar en esta cibdad casa e tienda del dicho oficio de guadamicileros, sin primeramente sea exsaminado por los dichos alcalde y veedores.

…que los dichos guadamicileros labren la corambre que gastasen… que sea de buenos carneros e no de ovejas…que la pieça de plata tenga buena color y si la pieça de plata pidieren pintada que vaya de buen carmin e buenas colores finas e que vaya al azeyte e no al temple…… mandamos que no se eche estaño por plata, so pena de perdida de toda la obra mas tres mil mrs… e no usen mas el oficio en esta cibdad, ni en su tierra…

Del exámen de los guadamecileros … que sepa perfilar de perfiles negros… que sepa pintar de doradura y de carmín y de verde y de los colores que le pidieren… y asi mismo sepa hacer un cojin…

Juan J García Olmedo – Córdoba –Marzo 2023 - https://www.garciaolmedo-cuero.es/


lunes, 21 de noviembre de 2022

 Guadamecíes de la primera mitad siglo XVI (II)

Reproducción Guadamecí de Lacería Mudéjar con fondo verde

En mi anterior entrada sobre este tema me extendí en algunos pormenores previos sobre qué es el Guadamecí, cómo se realizaban los guadamecíes en el siglo XVI y algunos apuntes de esta industria en la Córdoba de la época; después, ya entraba de lleno en lo que me interesaba que era explicar paso a paso el modo en que se realizaban los guadamecíes, tomando como ejemplo una obra que había realizado: “guadamecí de lacería, cuerdas y rosetas, de fondo azul”Ver artículo anterior

En esta ocasión me voy a servir de otra interesante pieza para que se vea con evidencia cómo se encuentran las obras que nos han llegado de esas fechas y lo complejo que es determinar el modo en que hay que intervenir para conseguir hacer una reproducción fiel de las mismas y que se pueda observar el aspecto que presentaban en el momento de su realización, justamente el motivo central de este trabajo divulgativo que estoy realizando.

Desde hace mucho tiempo me ha llamado la atención el famoso y muy reproducidofrontal de altar de la Virgen del Rosario de Canet de Adri”, que actualmente se conserva en el Museo de Arte de Girona.

La reproducción más conocida es una antigua foto en blanco y negro publicada en numerosos artículos y documentos. 


Aunque la fotografía no nos aporta datos de técnicas o materiales empleados en la realización de este guadamecí, en cambio, es tan nítida que vemos con evidencia el diseño y estilo de la obra.

En esta composición llama la atención el contraste entre los tres “cuerpos” que la forman: los paneles laterales de combinaciones geométricas de estilo mudéjar donde vemos que la lacería deja unos motivos de fondo oscuro donde se sitúa un tema floral (un lirio), la cenefa superior de estilo claramente renacentista (troncos y motivos florales)  y el cuadrante de la virgen que parece corresponder a una etapa posterior respecto a los otros elementos.

Centrándome ya en los guadamecíes laterales, podría considerarse este diseño de lacería como una rareza en los cueros que han llegado a nuestros días; de hecho, sólo recuerdo algo similar en la pieza que se reproduce en el Catálogo ilustrado de la Exposición “Cordobanes y Guadamecíes”, de José Ferrandis Torres, año 1955, Lam. 11, pieza núm. 1, que actualmente se encuentra en el Museo de Artes Decorativas de Madrid (núm. de inventario CE00476), clasificado como “tipo de lacerías árabe y corresponde al arte decorativo granadino” y se data como del siglo XIV.

Como decía, por el interés que tenía de esta pieza, que no está en exposición y corresponde a los fondos del museo, solicité y obtuve una foto oficial con buena resolución; por cierto, en la ficha de esta obra se señalan tres fechas que considero ajustadas, 1500, 1600 y 1799, en clara referencia las tres partes diferenciadas que antes señalaba: el guadamecí mudéjar, la cenefa superior renacentista y el cuadrado que reproduce la Virgen del Rosario; así, deduzco que, como suele ocurrir en muchas piezas que nos han llegado a nuestros días, la composición que hoy muestran estos tres elementos decorativos no es original, sino que sería un resto de tapicerías que quedaban en buen estado y han sido aprovechadas al efecto.


Con esta nueva imagen, aunque no había observado el original, por analogía con otras obras similares, saque mis propias conclusiones y consideré que estaba ante un guadamecí corlado a oro con un fondo parduzco de color indefinible y con alguna labor de ferreteado en rectángulos alternativos que conforman estrellas; la cuestión es que no saqué una idea concluyente de cómo estaba labrado el cuero y los colores de los fondos. Así y todo, siguiendo las líneas generales de la red geométrica que conformaba el diseño, elaboré un dibujo muy aproximado y realicé una serie de piezas en las que "interpretaba" colores y texturas. Estas piezas, en unión de otras basadas en guadamecíes de la época las incluí en la exposición “El protagonismo del fondo” – Córdoba – 2011.Ver vídeo


Cuando retomé, de forma más pormenorizada, el estudio de las primeras obras de guadamecí que han llegado a nuestros días, también volví a esta pieza. Empecé a recabar información y, en su análisis, me sirvió de gran ayuda un artículo de Ramón Genis Bayés, titulado Guadameciles y Cordobanes, donde, entre otros aspectos de los guadamecíes y en concreto los de origen Catalán, hace amplia referencia a esta obra. Aún más interesante me resultó el famoso libro del arqueólogo francés Barón Ch. Davillier, Les cuirs de Cordoue, París - 1878, que aunque lo conocía bien, sin embargo, me había pasado desapercibido que en una edición de Gerona, de 1879, había una especie de postdata en la que justamente relata que cuando estaba para imprimir este tratado, le muestran este frontal de altar -que ya acababa de ser desmontado del lugar de culto-. Davillier reproduce la obra en el texto (la fotografía inicial de estas notas), describe su impresión visual de toda la pieza, habla de que hay cierta disparidad de criterios para datarla, señalando que el cuadrante de la virgen es de cuero dorado y, lo que para mí es más interesante, explica que las piezas de lacería son de un “…color verde oscuro que hace resaltar mejor el efecto del plateado..”.

Dando por cierto esta descripción, podía admitir que los cuerpos laterales estaban realizados en plata y fondos verdes; sin embargo las fotografías de que disponía no me daba detalles de cómo estaba labrado el cuero y/o el tipo de hierros o mateadores que se habían utilizado para “ferretear” la pieza; sin embargo, en fechas recientes, gracias a la gentileza de los conservadores del Museo, accedimos a ver y analizar este singular guadamecí y con toda esta información, se puede decir que estamos ante un cuero de similar factura a los que se realizaban en la primera mitad del siglo XVI, realizado como se señala en las ordenanzas: cuero plateado, sin relieve, tratado con los hierros o mateadores para obtener los reflejos metálicos tan característicos de estas obras y los fondos pintados en verde y perfilados los contornos con una línea oscura.

Fotografía del estado actual del guadamecí

Partiendo de que la especial peculiaridad de esta obra, su singularidad, es su propio diseño de “lacería mudéjar” que, sin duda, la sitúa entre las más antiguas que han llegado a nuestros días, para mí fue un verdadero hallazgo que estuviera labrada conforme a los estándares de las otras piezas que ya había analizado del siglo XVI. En ese aspecto, queda por determinar de forma más concreta su fecha de realización, es decir, si es cercana al 1500, como pone en la ficha, o incluso anterior, en cuyo caso parece plausible pensar que, al menos, en el siglo XV ya se elaboraba el guadamecí exactamente igual a como se hacía en la centuria siguiente, cuando este trabajo fue “normalizado” por las sucesivas ordenanzas que se fueron dictando a lo largo del siglo en distintas ciudades de España y en concreto como en la muy extensa y divulgada de Córdoba de 1.529.

Es común en las primeras obras conocidas de guadamecí que no se utilice una gran variedad de “hierros” o mateadores para el ferreteado, normalmente entre dos y cuatro diferentes; en este caso que nos ocupa hay sólo dos, uno cuadrangular muy sencillo con líneas paralelas que destaca los contornos de la lacería y también utilizado en rectángulos alternos que conforma cada estrella central. El otro mateador utilizado en los interiores de rectángulos y en el lirio es un curioso diseño, que se repite en muchos guadamecíes de la época (que habrá que estudiar detenidamente, y que seguramente será motivo de una futura comunicación). Este hierro está conformado por un círculo central circunscrito por dos coronas exteriores de puntos, extraordinario y refinado diseño para la época que me ha llamado la atención y que he conseguido que me fabriquen para que la reproducción sea lo más fiel posible con su original.


Los pasos seguidos en la realización de este guadamecí son los mismos que los detallados en el artículo anterior: 1 - El cuero plateado. 2- Impresión del dibujo con la "plantilla de molde" entintada con lápiz graso. 3 - Trabajo del cuero con los mateadores para ferretear los motivos 4 - Pintura de los fondos en verde con pintura al óleo. 5 - Pintura línea de perfilado negra con pintura al óleo.

                                        Guadamecí de Lacería Mudéjar con fondo verde

                                        595 x 405 – Septiembre 2022

 Juan J García Olmedo - Córdoba, Noviembre 2022

https://www.garciaolmedo-cuero.es/

martes, 5 de abril de 2022

 

EL COLLAR DE LA PALOMA “SOBRE EL AMOR Y LOS AMANTES” 

1000 ANIVERSARIO ver video

Se cumplen 1000 años de la publicación del texto de Ibn Hazm y no me resisto a recordarlo y, de nuevo, rendir merecido homenaje a este insigne cordobés, filósofo, teólogo, historiador, narrador y poeta.

Conocía la repercusión e influencia de este texto en sucesivos autores posteriores y, también, cómo ha sido motivo de construcciones estéticas/artísticas de todo tipo; pero cuando yo lo leí, aparte de la riqueza literaria, me impresionó la vigencia de los sentimientos y situaciones que allí se relatan; así, se me reveló este libro como atemporal (esos sentimientos son exactamente como hoy mismo) y de una sensibilidad sublime.

Contrasta tanta belleza en este relato con la propia vida del autor, que si bien es cierto que en sus inicios nace en un momento de esplendor en Córdoba y en una acomodada familia, enseguida su vida se convierte, por una serie de vicisitudes, en un periplo negativo del que podemos señalar como colofón la quema de sus libros, acto que Ibn Hazm ilustró con el famoso poema.

Dejad de prender fuego a pergaminos y papeles,
y mostrad vuestra ciencia para que se vea quien es el que sabe.
Y es que aunque queméis el papel
nunca quemaréis lo que contiene,
puesto que en mi interior lo llevo,
viaja siempre conmigo cuando cabalgo,
conmigo duerme cuando descanso,
y en mi tumba será enterrado luego.

En 2000 presenté en la Posada del Potro de Córdoba mi exposición Pasado/Presente. Reflejaba en aquellos cuadros “mis libros” y claro, entre ellos se encontraba El Collar de la Paloma.

En aquellas fechas estaba reciente la celebración del milenario del nacimiento de este erudito y eso motivó que me planteara este cuadro de gran formato que titulé “Homenaje a Ibn Hazm” Mixta sobre cuero- 1,830m x 1,830m, de 1998. En la obra, incluí, entre los elementos plásticos que la conforma, los dos versos del apartado del libro donde habla de la “separación del amado”. El autor refleja esta situación, con la belleza que lo caracteriza, rememorando la grandeza de su ciudad y como se encuentra arrasada en los momentos que escribe el texto.   

…Sus huellas se han borrado, sus vestigios han desaparecido, y apenas se sabe dónde están. La ruina lo ha trastocado todo. La prosperidad se ha cambiado en estéril desierto; la sociedad, en soledad espantosa; la belleza, en desparramados escombros; la tranquilidad, en encrucijadas aterradoras. Ahora son asilos de lobos, juguetes de los ogros, diversión de los genios y cubil de las fieras los parajes que habitaron hombres como leones y vírgenes como estatuas de marfil, que vivían entre delicias sin cuento. Su reunión ha quedado deshecha, y ellos esparcidos en mil direcciones. Aquellas salas llenas de letreros, aquellos adornados gabinetes, que brillaban como el sol y que con la sola contemplación de su hermosura ahuyentaban la tristeza, ahora –invadidos por la desolación y cubiertos de ruina- son como abiertas fauces de bestias feroces que anuncian lo caedizo que es este mundo; te hacen ver el fin que aguarda a sus moradores; te hacen saber a dónde va a parar todo lo que en él ves, y te hacen desistir de desearlo, después de haberte hecho desistir durante mucho tiempo de abandonarlo. …Se ha presentado ante mis ojos la ruina de aquella alcazaba, cuya belleza y ornato conocí en tiempos, pues en ella me crie en medio de sólidas instituciones, y la soledad de aquellos patios que eran antes angostos para contener tanta gente como por ellos discurría. Me ha parecido oír en ellos el canto del búho y de la lechuza, cuando antes no se oía más que el movimiento de aquellas muchedumbres entre las cuales me crie dentro de sus muros. Antes la noche era en ellos prolongación del día por el trasiego de sus habitantes y el ir y venir de sus inquilinos; pero ahora el día es en ellos prolongación de la noche en silencio y abandono. Mis ojos han llorado, mi corazón se ha dolorido, mis entrañas han sido lastimadas por estas piedras, mi alma ha aumentado en angustia…

Si ahora nos deja sedientos, antes nos dio mucho tiempo de beber;

Si ahora nos aflige por ello, durante mucho tiempo nos alegró

 

Me recuerda los pasajes de este relato el modo en que afloran tantos yacimientos en nuestra ciudad, que en muchos casos no son solo fruto del paso del tiempo sino de la propia barbarie de los humanos. Si la “memoria de la ciudad Andalusí” nos ha llegado, al fin y al cabo, de este modo, de nuevo hemos demostrado poca sensibilidad e inteligencia porque no hemos sido capaces de conservar la inmensa mayor parte de los que han aflorado.

También, cuando hablo de la atemporalidad de esta obra y de lo que se relata en torno a la “separación del amado” se me ocurren muchísimos ejemplos actuales, algunos los he tratado de plasmar en mi obra como el caso de Gaza (“31-31-00 N 34-27-00 E” – 1.170 x 1.170 – 2016) o Damasco (“¿Damasco, la ciudad del Jazmin?” Torso tamaño natural -2017)

En definitiva, hoy quiero recordar este maravilloso texto con este vídeo -Ver Vídeo- que he confeccionado con un repertorio de obras, realizadas y publicadas a través del tiempo, que de alguna forma se vinculan con el libro y su época. Incluyo en esta representación el citado cuadro “Homenaje a Ibn Hazm” y otras obras, de carácter más divulgativo (que ya he utilizado en otras presentaciones), reproducciones de la estética decorativa de Al-Ándalus, características del califato o inmediamente posteriores, diseños que no debieron ser ajenos a la fecha en que se editó el texto.  

La música es de Rafael Pacha, una pieza, que me pasó hace años, de título Córdoba Monumental.

Juan J García Olmedo – https://www.garciaolmedo-cuero.es/

miércoles, 7 de julio de 2021

 

Cuero - de la escultura en alto-relieve al bulto-redondo.

En la década de los 80, mis inicios en el cuero como material para la expresión plástica me llevaron a una constante experimentación con el color, textura y volumen. Hoy voy a comentar algunos aspectos de mi investigación en el volumen y de cómo estas obras fueron dotándose, con el tiempo, de un lenguaje expresivo propio.

El proceso del moldeado para la escultura.

Mi idea era conseguir piezas en alto-relieve, pero enseguida me topé con dos problemas: de un lado consolidar los volúmenes, más problemático aún con el pequeño calibre de la badana con que yo trabajo, el otro aspecto era conseguir un “relleno” ligero para que las piezas no alcanzaran un peso elevado.

Para obtener los volúmenes cada vez fui acortando más los tiempos en los que mantenía el cuero húmedo (siempre con agua fría para que no endureciera y poder, posteriormente, seguir haciéndole texturas al cuero y también para que no se modificara el color); no obstante, en los primeros modelos tenía que utilizar una disolución de formol en el agua para evitar los mohos y las correspondientes manchas. De otro lado, mis primeros rellenos en volúmenes altos eran muy pesados y se acrecentaba el problema para las obras de gran formato que ya me estaba planteando.

   



El procedimiento de moldeado lo llevaba a cabo sobre un modelo en positivo: la carne del cuero humedecido la ponía sobre el yeso impermeabilizado y lo trabajaba por la flor para que adquiriera los detalles de la escultura. Una vez seco el cuero y conseguidos los volúmenes, los consolidaba situando la pieza sobre un liviano contra-molde para que no se deformara; enseguida conseguí un gran avance cuando decidí aplicar al interior una fina capa de cola de acetato con fibra de vidrio con lo que conseguí un moldeado ligerísimo, consistente y con el color claro del cuero  que me iba a permitir una mayor gama cromática en veladuras (puede observarse el cuero en su color natural en una reproducción que inserto al hablar del bulto redondo)

Primeras Obras

De finales de los ochenta son Dama y Torso, que reproduzco.

Con estas obras inicio una constante muy frecuente: de un lado utilizar motivos antropomorfos a tamaño natural para expresarme y también realizar las obras seriadas (de Torso, hay versiones I, II, III y IV).

Ya en estos y en otros alto-relieves de esa época aplicaba todo el bagaje que había adquirido, tanto en el proceso de consolidar los volúmenes como en el color y textura del cuero; por cierto, recuerdo con cierta nostalgia que estas piezas formaron parte, entre otras exposiciones, de “Y NOSOTROS AL PATIO” que realizamos en Marroquíes, 6, -sería sobre 1988 y una de las primeras veces que se presentaba el patio a concurso-, los distintos talleres: Rafael Rivera y Carolina Jofré, Antonio González, Luisa García y Lola Vázquez, Miguel obrero y yo mismo….., sacamos nuestras obras “al patio” y también compartimos aquellas experiencia con artistas amigos, recuerdo la pintura de Pepe Márquez, las fotos de Juan Carlos del Estal, y tantos otros.



También en esas fechas hice un primer acercamiento al bulto redondo con la escultura inédita San Sebastián.

Esculpimos Miguel Obrero y yo un torso en poliespan que recubrimos con escayola-piedra, sobre este modelo adapté dos pieles de badana que teñí con sulfato de hierro y luego cosí y rellené con trozos de poliespan.


Homenaje al arte de Roma y al conocimiento de Grecia

Un hito importante para mí en la escultura fue mi exposición CUEROS, de 1996, en la Galería Ángel de Saavedra, donde presente una serie de esculturas de gran formato: una reproducción algo mayor del natural de un togado que titulé Logos, para representar el conocimiento que nos ha legado Grecia y una copia de una Ars Genetrix, titulada Roma Ars Genetrix para representar el Arte de Roma.

Fue un trabajo arduo y dilatado en el tiempo; aquí de nuevo utilicé el concepto de serie y di mucho margen a lo aleatorio para el resultado final de las obras.

Después del modelado y vaciado, la primera cuestión es que el tamaño impedía utilizar una sola piel (badana) para cada obra; así, realicé moldeados aproximados de dos pieles para cada obra, una en la parte superior, aproximadamente el torso, y otra para la parte baja que podía coincidir con el vuelo de la toga. Después fui montando piezas, texturice el cuero, teñí y policromé; por cierto, en estas piezas incorporé por primera los signos en mis obras, epigrafías que después se han convertido en un recurso importante en mi expresión plástica.

 




Depurar técnicas y comprobar resultados de tintes y rellenos

Cercana, pero posterior a las anteriores es Metamorfosis, tres relieves que presentaba bajo una misma obra, donde había mucho de experimentación y donde interviene también lo aleatorio pero de forma extrema, porque aunque el moldeado fue idéntico para las tres piezas, utilicé distintas pieles, tintes y rellenos para cada relieve; dejé expresamente que los rellenos actuaran modificando el modelado inicial con lo que conseguí formas y texturas para mí inesperadas como se pueden apreciar en el resultado de cada uno de los tres relieves que conforman la obra.

Con esta composición obtuve una mención honorífica en la EXPOSICIÓN DE OTOÑO de la Real Academia de Bellas Artes de Sevilla de 2001


El bulto redondo

Inmerso en mi serie LUGARES (obra básicamente bidimensional, que tanto tiempo me ha llevado), en un momento me planteo hacer una pieza que representara el mar Mediterráneo como elemento aglutinador de cultura y de un modo de vivir y pensé en hacer un mapa en el que estuvieran presente las personas que hemos conformado esta “historia común”; al mismo tiempo, se me ocurrió hacer un homenaje al mundo del cuero con una escultura y ya fui forjando la idea de ambas obras a partir de un torso femenino.

En esta ocasión sirviéndome de un torso comercial y como hice en Logos y Roma Ars Genetrix, empecé a moldear pieles: para la parte delantera, trasera, y para los costados. Se trataba de acumular piezas y ya decidiría posteriormente lo que iba a realizar.

El procedimiento para conseguir los volúmenes fue el mismo, moldeado húmedo en frío y consolidados por la carne con fibra de vidrio y cola de acetato


1 - La primera obra que monté fue Toracata, 2010, que ha estado en varias exposiciones, como en HUELLA EN LA PIEL, Museo Arqueológico de Baena, 2013.

Toracata es un torso en bulto redondo para el que utilicé cuatro pieles cosidas (parte delantera, trasera y los dos costados), teñidas con dicromato potásico, en parte plateadas y policromadas con tintes+barniz y con acrílicos.

En esta primera estructura de montaje, para que mantuviera el bulto redondo, cosí los cuatro trozos de piel y obtenidos los contornos superior e inferior de la escultura, coloqué pegada a unos 3 cm. de los bordes una estructura de tablero que mantenía firme la pieza y al mismo tiempo me permitía introducir un tubo de acero pasante para ponerle el pie para peana a la escultura.



 

2 - En las mismas fechas ya decidí como iba a realizar la obra sobre el mediterráneo que titulé Mare Nostrum,  2012, concreté la idea de realizar el mapa utilizando cuatro de los torsos moldeados “la mar madre” con el letrero que lo recorre y flechas y rosas de los vientos que siempre indican direcciones por tomar.

Mediante trazados señalé en el cuero moldeado los motivos que me interesaban y también los “roleos” que después plateé y corle a oro y que representan “el clásico mar dorado”; para las veladuras con óleo, partí de un color obscuro porque previamente había teñido toda la pieza con sulfato de hierro. La obra la presenté con los cuatros relieves sobre un lecho de sal en mi exposición LUGARES, realizada en la Sala de Exposiciones del Colegio de Abogados de Córdoba en 2016


Como esta obra la conservo en el taller, ahora pensé que, de igual modo, podía montarla también como dos torsos en “bulto redondo” y la cuestión era como unirlos; entonces, hablando con José María Ruiz (gran artesano, actualmente en la secretaría de la ACA, Asociación Cordobesa de Artesanos, fundador de FADA, la Federación Andaluza y otras entidades), con el que ya he tenido otras colaboraciones, vimos la posibilidad de “abrocharla” con unos corchetes convencionales, se los colocó y así luce ahora.




Precisamente esta intervención es la que ha propiciado que reflexionara sobre la obra que tenía realizada en volumen y ha dado lugar a estas líneas.

3 - De nuevo me serví de este moldeado y con Damasco ¿la ciudad del jazmín?, 2017, presentada en la Biblioteca Viva de Al-Ándalus, Córdoba, 2018, terminaba mi serie LUGARES.

Esta obra es una reflexión sobre el conflicto sirio y de cómo afecta a las personas, como un país y una ciudad han pasado de ser paradigma de la belleza y la cultura a convertirse en una auténtica barbarie en la que no se vislumbra un futuro para sus moradores y donde se ha normalizado la degradación y aniquilación del ser humano.

Por eso quería representar esta situación a través de este torso, débil e ingrávido, sostenido (es lo que le da la armazón) por la propia crueldad de las saetas que lo atraviesan.

Aquí he utilizado varias pieles, una entera para la parte trasera y dos para la delantera, pecho y abdomen, de todas maneras la idea que tenía era de que se unieran cosidas por los costados. Realicé algunas texturas y también insinué, sólo con un leve trazado sobre el cuero y pintura, el letrero que da título a la obra y que la recorre.

La solidez de la pieza se consigue con los hierros que la atraviesan, a modo de saetas, continuándolos en el vacío interior, atravesando de lado a lado. Los atornillé en el interior y el exterior, y con ello conseguía consolidar la escultura de forma extraordinaria.

Para la coloración di una imprimación con acrílico negro muy diluido, como un teñido en negro y no pastoso, así la piel sigue presentando su textura característica pero queda algo sellada para luego dar las veladuras de color que las he aplicado con óleo, en este caso enfatizando en tonos rojizos-amoratados y verdosos característicos del livor mortis.  ver video de la obra


 

4 - Comentar, para finalizar, que en 2019 y 2020 presenté “CADA UNO VE LO QUE SABE”, una serie de piezas tridimensionales, con una amalgama de técnicas entre las que destaca la utilización frecuente del Cuir bouilli, pero eso ya es otra historia contada en el artículo de este enlace. -Ver artículo sobre la muestra-

 

Juan J García Olmedo – Córdoba Julio-2021


Para fotos y otra información https://www.garciaolmedo-cuero.es/


lunes, 8 de marzo de 2021

 

Guadamecíes de la primera mitad siglo XVI (I)

Reproducción de Revestimiento mural de guadamecí

Estas notas se basan en el estudio y reproducción de una pieza de revestimiento mural de guadamecí, un diseño muy conocido y reproducido. Es una obra realizada en cuero plateado, dorado (corlado) parcialmente, ferreteado, con los fondos policromados y todas las líneas fileteadas en negro. La pieza presenta motivos continuos de lacerías y cuerdas entrelazadas y rosetas, es claramente de influencia mudéjar y en todas las publicaciones se refuta como de la primera mitad del siglo XVI y realizado en España.


Las piezas que he analizado de este modelo son: una del Museu de l`Art de la Pel de Vic, con los fondos pintados en verde, y otra que pertenece a la colección del Palacio de Viana de Córdoba, en la que el fondo está pintado de color azul. Los dos guadamecíes están en aceptable buen estado pero muy oscurecidos por “la pátina del tiempo” (suciedad y deterioro de los materiales, especialmente la plata) y apenas deja apreciar con exactitud el tono del color de fondo, que estimo, en el caso del de Viana, que es muy parecido al azul ultramar.

Aparte de la diferencia de color que presentan los fondos se aprecia claramente que cada ejemplar ha sido trabajado de forma distinta; seguramente en distintos talleres, destacando sobremanera la utilización de “hierros” diferentes en el ferreteado de los motivos de cada obra.

Este trabajo pertenece a otro más amplio, en curso, en el que pretendo realizar varios guadamecíes de esta época para que se pueda observar el aspecto que presentaban las obras en el momento en que fueron realizadas; también, al mismo tiempo que presento la reproducción de esta pieza histórica, aprovechando el estudio y documentación que he llevado a cabo sobre ella, al menos brevemente, y sólo desde la perspectiva del artesano que quiere hacer una pieza con rigor, quiero dejar una reflexión sobre la industria del guadamecí en Córdoba en el primera mitad del siglo XVI, porque, en todo caso, esta pieza se realizó con el diseño y del modo que se tuvo que trabajar en nuestra ciudad en ese tiempo.

Antecedentes a la época de esta obra.

Precisamente en una reciente publicación que he realizado para Continuadores – Arte vivo Andalusí, titulada Las artes suntuarias en Al-Ándalus. El cuero - Ver artículo, valoraba que en época de Al-ándalus y sus fechas de influencia se encuentran referencias sobre el guadamecí (y también sobre los “Cueros de Córdoba” y el “cordobán”), pero, en cambio, son muy escasas (o podríamos decir raras) las obras de guadamecí que han llegado a nuestros días; entonces, considerando las menciones escritas como poco detalladas en cuanto a su aspecto y diseño y en ausencia de obras, valoraba en aquel escrito que no podemos establecer unas conclusiones concretas sobre cómo era el trabajo o los modelos del guadamecí que nos dejó el legado cultural andalusí, lo que opino que es trasladable también hasta fechas inmediatamente anteriores al siglo XVI.

El Guadamecí

El guadamecí, tal y como hoy se entiende (cuero labrado y decorado, normalmente metalizado), adquiere su fama como obra ornamental y pasa a formar parte de las Artes Suntuarias cuando es utilizado masivamente como tapicería mural a imitación del textil bordado (a quien sustituye como alternativa por su menor coste y mejor conservación), y su desarrollo y función debió adquirir verdadera relevancia a principios del siglo XVI, momento en que ya hay constancia de su producción masiva y es en ese tiempo cuando se conocen las ordenanzas sobre el trabajo del cuero artístico que se van dando en las principales ciudades de España: Córdoba, Sevilla, Toledo, Madrid, Valencia…., documentos donde se determinan las técnicas de elaboración, los materiales a utilizar y otros aspectos normativos.

El guadamecí en Córdoba

La importancia del trabajo del guadamecí en Córdoba, en la época que nos interesa, queda acreditado por la publicación de las citadas ordenanzas en 1.529 y 1.543, aunque también se conoce la emisión de unas anteriores de 1501 que no se han encontrado. En estos documentos se detallan con exactitud el modo en que deben confeccionarse los guadamecíes y las acciones que correspondían para poder ejercer el oficio, lo que, como digo, demuestra la importancia de este trabajo y de cómo hubo que organizarlo e intervenir para que se realizara acorde a unos estándares de calidad. Igualmente, corrobora este criterio los numerosos contratos formalizados en Córdoba por esas fechas -para España, el extranjero y para comerciantes-, en los que podemos ver la descripción pormenorizada de los encargos (número de piezas, estilo, precio, plazos de entrega…)

Es curioso observar en los detalles de los contratos, como ocurre en la observación de las piezas que han llegado a nuestros días, la evolución del diseño de las obras, es decir, como van cambiando los motivos decorativos acorde a los tiempos y gustos de cada época. Las piezas que son datadas como más antiguas presentan composiciones de lacería mudéjar; después labores de cintas, tallos y rosetas que se van convirtiendo en vegetales y en motivos propios del brocado textil de la época; al mismo tiempo, ya se van incorporando diseños del renacimiento que se pueden observar con evidencia en cenefas y frisos.

Parece unánime entre distintos autores que el grueso de la producción del guadamecí se dio en Córdoba durante el siglo XVI y su punto álgido sobre 1.550, después, desde principios del siglo XVII va languideciendo esta industria hasta que desaparece en la ciudad antes de mediados de ese siglo.

Como se realizaban los guadamecíes en el siglo XVI

Los guadamecíes de esta época (1) presentaban un diseño que permitía su “multiplicación” a lo largo y ancho. Es decir, cada pieza o unidad, de una medida aproximada de 50 x 65 cm, era cosida a otras idénticas y producía el efecto de “tapicería continua” en un lienzo mural; al mismo tiempo se elaboraban las piezas para frisos, arcos, columnas, antepuertas…, necesarias para que se completara el revestimiento del aposento.

Las principales características técnicas del guadamecí a principios del siglo XVI es que se trataba de cuero metalizado que se trabajaba en plano, sin relieve, y la belleza en la composición se conseguía por el contraste de las partes que quedaban “en metal”, trabajadas para que se produzca gran variedad de reflejos metálicos y dé sensación de volumen, con los fondos planos policromados.

Para la realización del guadamecí se utilizaba el cuero ovino (carnero señalaban las ordenanzas), y si nos atenemos a éstas y sobre todo por la observación de las obras que nos han llegado de esa época, podemos concretar que el cuero curtido era metalizado con panes de plata y, en su caso, corlado con barniz dorado para que presentara un aspecto de oro (también se utilizaban corladuras transparentes en otros colores).

Sobre el cuero metalizado se estampaba el dibujo que se tenía preparado en moldes que eran entintados y, sirviendo de guía este patrón, la obra se completaba policromando los fondos con pintura al aceite y ferreteando los motivos, para que adquirieran brillos metálicos; finalmente todos los contornos quedaban perfilados con pintura negra o del color de la corladura con lo que se daba valor a las formas y tapaba imperfecciones.

(1)     Me refiero exclusivamente a los guadamecíes para decoración mural.

Reproducción de la obra

Aunque esta reproducción no pretende ser mimética ni idéntica, imposible por otra parte, he intentado que sea muy aproximada tanto en el método de trabajo como en el aspecto final de la obra, que debería ser similar al que presentaba en su día (objetivo final del trabajo).

El cuero que he utilizado es piel de ovino (badana) con un excelente curtido vegetal y de un buen grosor.

En primer lugar he sellado la superficie a trabajar y posteriormente lo he metalizado con plata. Como decía anteriormente, del modo a como se trabajaba en aquellas fechas he confeccionado un “molde para estampar” con las líneas generales del dibujo que he “entintando” con un lápiz graso negro. Aplicado el molde sobre el cuero plateado me ha dejado impresas las líneas generales del dibujo. 


Por las características del propio diseño y toda vez que presenta una corladura dorada parcial muy concreta, primero he ferreteado los motivos generales, he limpiado las marcas del estampado y después he dado la corladura parcial de las partes que van color oro y una vez seca también he ferreteado estos motivos. La obra la he finalizado pintando los fondos con pintura al óleo y he realizado la línea de perfilado de todos los contornos 

 


Ver vídeo del Guadamecí

 

Juan J García Olmedo - Córdoba, Marzo 2021

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